En el campo de las disfunciones hay actualmente una gran diversidad de ofertas terapéuticas y de profesionales médicos, psicólogos y otros no reglados que tratan de abordar esta problemática de manera individualizada.
En este articulo se trata de responder a la pregunta pero sobre todo despertar el interés de algunos profesionales y especialmente de los pacientes con una visión más amplia de los factores implicados en una función sexual anormal.
Con la introducción de la Viagra, los enfoques profesionales y públicos a las disfunciones sexuales, y en particular la disfunción eréctil (DE), cambiaron drásticamente. Se empezó a orientar toda la problemática de las disfunciones sexuales hacia la vertiente orgánica y por lo tanto hacia un abordaje exclusivamente médico.
Hasta entonces los problemas sexuales habían sido tratados de forma primaria teniendo en cuenta que eran causados principalmente por factores psicológicos y de relación.
Es muy importante que los profesionales sean capaces de realizar un diagnóstico preciso, determinando la causa de la disfunción.
Teniendo en cuenta lo anterior, el sentido común indica que el origen de las disfunciones puede ser tanto orgánico como psicológico y en una gran parte mixto. Pero teniendo en cuenta no el sentido común sino la evidencia científica, se tiene el deber como profesionales de ser capaces de realizar diagnósticos precisos, determinando de forma exacta la causa de la disfunción.
El modelo cultural, sin embargo hace ir de un extremo a otro. Vemos como la nueva tendencia, errónea por cierto, es pensar que los problemas sexuales, especialmente la disfunción eréctil y la eyaculación precoz (EP), son causados principalmente por factores orgánicos y el tratamiento de elección es una medicación estándar determinada (con frecuencia prescrita por el médico general del paciente en lugar de un especialista). Este marco ha sido y es impulsado por las estrategias de marketing de la industria farmacéutica, añadidas a que los médicos carecen del tiempo o interés suficiente para captar de forma adecuada el problema y a que los pacientes anhelan soluciones sin esfuerzo e inmediatas a sus problemas.
El uso con éxito de este tipo de fármacos, ha reforzado la cultura y el modelo de hombre que obligatoriamente ha de tener un “coito con rendimiento perfecto " especialmente para los adultos solteros, jóvenes. Probablemente no lo sea para los de mediana edad o adultos mayores, especialmente aquellos que están casados o con relaciones estables. Asimismo, la pareja no es inmune a ese rendimiento del coito perfecto, lo que a veces genera presiones y angustia por esta presión en el rendimiento.
Este contexto social en el que nos movemos y esta nueva cultura de rendimiento vuelven a recordar que los factores psicológicos e interpersonales juegan un papel importante en cómo y por qué tenemos sexo y, por supuesto, tanto en la causa como en el mantenimiento de los problemas sexuales. Las experiencias sexuales traumáticas previas que se hayan podido tener.
Las raices culturales y sociales sobre el sexo y el creciente impacto de los medios de comunicación sobre las creencias y el comportamiento de cada uno, desempeñan un papel esencial en la salud sexual o en las disfunciones.
Es por esto que el médico ha de ser capaz de evaluar y sugerir no solo un tratamiento farmacológico sino también un tratamiento psicosocial. No se puede olvidar el papel de la mujer o de la pareja que ha de ser clave en animar a su pareja para que admita un problema médico y buscar una solución médica.
Un hecho que sorprende es el gran porcentaje de pacientes que suspendieron la medicación (tasa de deserción más del 50%), un fenómeno que no se explica fácilmente por la eficacia y seguridad de estos fármacos. ¿Qué factores pueden influir en la tasa de abandono? La respuesta se encuentra en el complejo equilibrio, entre la eficacia y la satisfacción con el tratamiento, efectos adversos, las preocupaciones, el costo y los factores psicosociales. El tratamiento médico solo, a menudo no aborda estas cuestiones importantes y la prevención de recaídas suele ignorarse. De aquí la importancia de un buen diagnóstico y especialmente de un abordaje mixto médico/psicológico en determinadas patologías donde la causa psicosocial es determinante.
Así y a pesar de que el enfoque orgánico/médico para las disfunciones sexuales es actualmente dominante, el modelo biopsicosocial continúa ganando más protagonismo entre los investigadores y los clínicos.
Es necesario profundizar en los factores psicológicos y biológicos que influyen e interactúan en el hombre y la función sexual femenina así como en la disfunción.
Es importante evaluar en cada visita la compleja interacción entre los componentes biológicos, psicológicos y relacionales de la persona y de la vida sexual de la pareja, con especial énfasis en ayudar a los pacientes en el desarrollo de las habilidades psicosexuales de forma cómoda, funcional y con auto eficacia, así como desarrollar las habilidades de resolución de conflictos y la capacidad de empatía, facilitando también un cumplimiento sereno y eficaz del tratamiento médico, con el fin de disfrutar de todos los beneficios de la sexualidad.